jueves, 29 de noviembre de 2012

La Azul y Blanca MIENTE.

En estos días nos sorprendimos por un correo de la Azul y Blanca donde elaboran un “Informe” sobre la Asamblea Ordinaria llevada a cabo el pasado 15 de Noviembre.
Queremos responder algunos puntos.
En primer lugar, Nuestra Agrupación “Leopoldo Marechal” no tiene absolutamente nada que ver con “La Campora”, somos una Agrupación netamente sindical, conformada por compañeros comunes, organizados, que tenemos una idea de cómo debe ser el sindicato. Algunos de Nosotros como muchos años de recorrido dentro del sindicato, otros más jóvenes que recién se inician, todos afiliados que creemos en SUTEBA como herramienta de lucha, como espacio de debate plural y de formación real.
No recibimos aportes de ningún partido político, Ni respondemos a orgánicas partidarias, simplemente ponemos nuestro tiempo, disponemos de la colaboración de nuestros compañeros para imprimir, fotocopiar y repartir nuestros volantes. No tenemos nada, absolutamente nada que ocultar.  Nosotros no tenemos dirigentes en la clandestinidad, Nuestros compañeros más conocidos son: Daniel Pablo Insua, Fernando Pasquali, Martha Nouche, Horacio Rodriguez, Mariela Bonnano, Christian Ichazo, German Lepanto, Jorge Paulina, Jorge Ambrosi, y más de 30 compañeros Delegados activos que trabajan en sus escuelas.
Tenemos diferentes procedencias, diferentes ideologías, pero el mismo sueño.
Con respecto al contenido RIDICULO del Informe, queremos aportar un poco de Psicología al caso.
La redacción de la Azul y Blanca refiere a algo muy presente en el psiquismo humano que llamamos “PROYECCIÓN”.
Hay una proyección que es un mecanismo inconsciente de defensa del YO, ese tipo de proyección es NEGATIVA y ANÓMALA siempre, aunque nos sirva de algo a corto plazo.
Consiste en Repudiar, negar, no ver los defectos propios y atribuirlos a los demás. Los rasgos de personalidad más indeseables no son detectados en nosotros mismos y son proyectados fuera.
Somos ciegos para nuestras fealdades y las convertimos en sombras externas.
Es decir, Lidia Braceras es del PCR (cuyos dirigentes se mantienen en la clandestinidad en plena vigencia de la democracia) y entrega el sindicato a sus intereses.
Habla de prebendas porque es el único mecanismo con el que hoy consiguen algunos votos.
Utiliza el “aparato” del PCR, en estado crítico, por ejemplo: las sillas fueron puestas en su lugar por la JCR (Juventud Comunista Revolucionaria) y los hicieron ingresar a los empujones para votar. Pero no alcanzó.
La realidad, es que Lidia subestima a los docentes y sobreestima a nuestras agrupaciones hablando de “APARATO OFICIALISTA”.
Como dice Silvio Rodriguez: “La Tolerancia es la pasión de los Inquisidores”.
Aquellos que estuvieron en la asamblea conocen la verdad.
Aquellos que no vinieron pueden ver la asamblea a través de los videos subidos a internet.
En los videos de nuestras agrupaciones se ve a varios de ellos filmando, ¿Por qué no los publica la Azul y Blanca? Porque mienten.
Después de 25 Años al frente del sindicato se muestran como ingenuos, ¿Por qué decidieron que la Asamblea se realice en un lugar mucho más grande que el Sindicato? Porque pensaban llevar 300 personas. ¿Por qué dicen que los compañeros que apoyan la Azul y Blanca no fueron porque “siempre ganan”? si toda la campaña la centraron en decir que LIDIA BRACERAS podía perder, que le iban a “sacar” el sindicato (como si fuera su propiedad). Si llamaron a todos los compañeros que pudieron pidiéndoles por favor que vayan a votar porque LIDIA iba a perder.
La verdad, compañeros, es que no quisieron acompañarlos. Los docentes están cansados de Lidia Braceras, del seguidismo a Moyano, de la Oposición por la oposición, del Macartismo, de la franela con la sociedad rural, del abandono de los docentes.
Los compañeros no acompañan el doble discurso de decirse combativos en una alianza estratégica con “La Juan Domingo” de la cual los dirigentes de ATE son parte, o el insistente pedido de renuncia de la Inspectora en Jefe por preservar a los dirigentes gremiales pre sumariados.
Una derrota empieza con un mal diagnostico.

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